Deméter y Perséfone las diosas
gemelas percibidas como madre e hija, representaban para los pueblos de la
antigüedad los poderes de la naturaleza, su transformación y emergencia
cíclica.
Estos pueblos invasores, aqueos y dorios, conquistaron la
cultura de la Diosa agrícola e introdujeron reformas sociales y religiosas
colocando a Deméter, Perséfone y otras deidades bajo la influencia de Zeus, Poseidón
y Hades, los dioses de los nómades. El mito de Deméter y Perséfone procede de
una tradición agrícola pre-helena que adoraba a la Gran Diosa, la creadora
primigenia en la Antigua Europa y Medio Oriente.
El
culto a Deméter y Perséfone continuó en la cultura helena que emergió luego de
las conquistas no sólo porque los nómades guerreros se asentaron en los
poblados agrícolas que invadieron adoptando el estilo de vida sedentario sino
porque la mentalidad sagrada de los dioses guerreros no poseía una cosmovisión
tan desarrollada sobre los misterios de la vida, la muerte y el renacimiento.
Pero, como veremos, adoptaron el mito y el culto con significativas variantes.